<h2>EL ARTE DE LA FUGA de SERGIO PITOL</h2>
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Ficha t&eacute;cnica
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<li>EL ARTE DE LA FUGA</li>
<li>SERGIO PITOL</li>
<li>N&uacute;mero de p&aacute;ginas: 312</li>
<li>Idioma: CASTELLANO</li>
<li>Formatos: Pdf, ePub, MOBI, FB2</li>
<li>ISBN: 9788433940698</li>
<li>Editorial: ANAGRAMA</li>
<li>A&ntilde;o de edici&oacute;n: 1997</li>
</ul>
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<h4>Overview</h4>
El arte de la fuga, &laquo;uno de los libros imprescindibles de la literatura mexicana&raquo; (Pedro &Aacute;ngel Palou, La Jornada), &laquo;confirma algo que p&uacute;blico&nbsp;y cr&iacute;tica sab&iacute;an desde hace tiempo: Sergio Pitol es uno de los narradores mayores de las letras mexicanas&raquo; (Juan Jos&eacute; Reyes, Cr&oacute;nica), &laquo;uno de los narradores hispanoamericanos fundamentales por su originalidad, humor&nbsp;y diversidad&raquo; (Miguel &Aacute;ngel Quemain, El Nacional).&nbsp; Los manuales de m&uacute;sica cl&aacute;sicos defin&iacute;an la Fuga como una &laquo;composici&oacute;n a varias voces, escrita en contrapunto, cuyos elementos esenciales son la variaci&oacute;n y el canon&raquo;, lo que hoy d&iacute;a se podr&iacute;a interpretar libremente como la posibilidad de una forma mecida entre la aventura y el orden, el instinto y la matem&aacute;tica, la liturgia y el batacl&aacute;n. El personaje central de este libro&nbsp;-suponemos que el propio autor-, una criatura tan indefensa como los m&aacute;s indefensos personajes dickensianos, pero a diferencia de ellos acorazado como un guerrero cuyas armas fueran el estupor y la parodia, se fuga de una celda para encontrarse prisionero en otra que podr&iacute;a ser el para&iacute;so, aunque &eacute;l se encargar&aacute; de convertir ese Ed&eacute;n en un sitio irrisorio pero a la vez entra&ntilde;able. El arte de la fuga se convierte en un galope acelerado que en su trayecto confunde regocijadamente todas las instancias, remueve las fronteras, niega los g&eacute;neros. Uno cree internarse en un ensayo para de pronto encontrarse en un relato, que se mutar&aacute; en la cr&oacute;nica de una vida, el testimonio de un viajero, de un lector hedonista y refinado, de un ni&ntilde;o deslumbrado por la inmensa variedad del mundo. Si &laquo;todo est&aacute; en todo&raquo;, como se afirma a menudo en estas p&aacute;ginas, la fuga se vuelve tambi&eacute;n un ir&oacute;nico paseo por los vasos comunicantes que transforman lo unitario en lo diverso y las periferias en el centro. El elenco cultural es ampl&iacute;simo, como tambi&eacute;n la geograf&iacute;a. No hay cronolog&iacute;as que valgan: todo est&aacute; en todo, desde la infancia veracruzana del autor hasta el testimonio de su viaje a Chiapas, despu&eacute;s de la insurrecci&oacute;n zapatista, pasando por su larga y feliz estancia en Barcelona. &laquo;Uno&raquo;, dice Pitol, &laquo;me aventuro a creer, es los libros que ha le&iacute;do, la pintura que ha visto, la m&uacute;sica escuchada y olvidada. Uno es su ni&ntilde;ez, su familia, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios. Uno es una suma mermada por infinitas restas&raquo;. Se&ntilde;ala Carlos Monsiv&aacute;is: &laquo;En El arte de la fuga, la suma que es Sergio Pitol se a&ntilde;ade a nuestras experiencias de lectura m&aacute;s fluidas y estimulantes.&raquo;
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